La misma discusión de estos tiempo, con otros nombres. ¿Los chicos son chicos solo cuando están en casa o la escuela y se transforman en grandes delincuentes cuando transitan por las calles de algún barrio alejado? ¿La única solución que tenemos para sus problemas son una bala o la cárcel?. Aparentemente no tenemos, o no tienen ni un poquito de responsabilidad los que miran para otro lado cuando los políticos que votamos destruyen el futuro o cuando la sociedad margina y rompe con total indiferencia cualquier intento de igualdad de oportunidades. Los integrantes del desayunador de Villa Germinal hicieron público un documento en dónde invitan a la reflexión:
Ya no hay dolor mañana va a ser un gran día nos vamos a mirar las caras entre todos”, dice una canción de la banda uruguaya “No te va a gustar”.
Como se hará para mirar la cara de un chico baleado, abandonado por la sociedad, por el estado, por todos nosotros... muerto en manos de un señor al que los discursos sobre inseguridad y un aparente cansancio de que le roben hizo que busque a un “delincuente de 14 años” (digamos, un chico que jugaba a robar) (14 años vale el dato), lo lleve hasta un lugar, le ponga su revólver calibre 32 en la cabeza y tire del gatillo, antes de rociarlo con sidra para que la policía crea que estaba borracho.
¿Cómo hacemos para mirarlo sin sentirnos un poco culpables como pueblo de Santa Rosa, como vecinos?
Como hacemos ahora con este pibe que es la expresión de tantos chicos que están a la deriva, sin más cobijo que a algún interesado por su bienestar, que le proponga leche, algunos ejercicios creativos y murga (que es lo que hacemos en el Desayunador) para distraer por un momento y intentando cambiar, una realidad que es dolorosa y de tantos, pero tantos que son baleados todos los días por una sociedad hipócrita y desinteresada que no piensa en nada mas que en su propiedad privada, cada cual en lo suyo y así estamos.
Un estado ausente que no tiene políticas y, mucho menos acciones, para la niñez y la juventud y los abandona a la suerte violando los derechos humanos, los derechos del niño, la constitución nacional y tantos tratados internacionales.
Una cabeza formada por los medios masivos de comunicación que deforman las ideas al punto de creer que un chico es peligroso. Un aval desde lo judicial para cometer estos crímenes, ya que pasó con Cristian Azcona, y pasa a diario con la violencia policial que se sufre en los barrios. Sin ir más lejos, la policía tiro balas de goma cuando, los vecinos, en una reacción espontánea de bronca e impotencia, apedrearon la casa de Rolando Payela, el ejecutor.
¿Qué hubiese hecho usted señor, usted señora, si su hijo, su nieto, hubiese estado jugando en la calle y un tipo, como cualquiera, le revienta la cabeza de un balazo? Quizá lo primero que se piensa es que “a mi hijo no le pasaría porque sé dónde está y en que anda”. Los chicos son impredecibles y están llenos de energía y ganas de experimentar con todo.
Los vecinos vieron todo, la gente reacciona, la gente tiene sentimientos. No se puede pensar en frío cuando acaban de balear a un pibe querido en el barrio, con una sonrisa de ángel.
La cuestión pasa ahora por dónde se sigue y qué tan impunes quedan estas cosas. ¿Y si nos molesta qué hacemos?
Mañana va a ser un gran día, pero nos va a doler mucho.Tu sonrisa, esa que te caracteriza, esa que se nos viene a la memoria a todos los que te conocemos, se va a dibujar en las mentes de todos Chanchi, y nos va a hacer acordar de que algo tenemos que hacer con esto”.