sábado, 25 de mayo de 2013

Maltrato escolar o "Bullying"



El caso del niño con obesidad que fue discriminado en la escuela 205 de Toay instaló nuevamente una problemática -común dentro de la escuela- que requiere de la presencia de profesionales  para ser  prevenida y erradicada. En este caso la víctima de constantes burlas por parte de sus compañeros fue revictimizado con la decisión de la dirección del colegio de apartarlo del aula aduciendo que el niño “podía matar a alguien”.
El “bullying” es el acoso o maltrato escolar por parte de un compañero a otro que generalmente es más débil y que se convierte en su víctima habitual; esto se da en forma insistente, repetida y sostenida en el tiempo.

En Argentina, según los datos del equipo ABA (Anti Bullying Argentina) uno de cada cuatro alumnos le teme a algún compañero, y el cuarenta por ciento de los chicos que sufren acoso escolar no lo denuncia. La Unesco  indicó que en Latinoamérica entre los años 2009 y 2011, el 51.1 por ciento de los estudiantes de sexto grado asumieron haber sido víctimas de amenazas, insultos, robos o golpes por parte de algún compañero.

En nuestra provincia la polémica llega justo cuando la designación de psicopedagogos está condicionada por un amparo judicial que impide el ingreso de quienes no están matriculados en el colegio de psicopedagogos.

Si bien las problemáticas que afectan a la escuela hoy en día son muchas, éstas no se hacen visibles hasta que un caso -como el de Toay-  tiene un desenlace que se instala en los medios de comunicación.

Los tipos de bullying mas frecuentes están vinculados al maltrato físico (principalmente los varones),  verbal, social (sobre todo en mujeres) y/o psicológico, y se detecta a partir de los cuatro años hasta los diecisiete.

La Licenciada en Fonoaudiología Silvia Fernández, que trabaja en habilidades sociales, señala que las víctimas pueden ser activas o pasivas y que según sus características en un momento determinado  es posible que reaccionen con agresiones físicas o verbales ante la imposibilidad de manejar la situación o pedir ayuda.
Este tipo de acoso  no necesariamente se da dentro del aula. También ocurre en horas especiales, en los baños, en los transportes escolares, pasillos o lugares donde el maestro no los advierte.
Para la profesional, ante un desenlace como este, no es recomendable apartar al niño de la escuela ya que el problema no termina allí, y debe ser abordado en conjunto por la familia y  la institución.

El bullying  afecta a la víctima de tal manera que puede ver reducida su capacidad académica, además de afectar su autoestima,  aumentar los niveles de ansiedad y depresión, aislarse socialmente y sufrir consecuencias psicológicas  durante varios años, favoreciendo incluso la aparición de trastornos de ansiedad o depresión clínica.
Los profesionales insisten en crear metodologías de trabajo que permitan detectar estas conductas, fortaleciendo las reuniones entre padres y maestros, amonestando las conductas agresivas verbales o físicas de los estudiantes,  corrigiendo al alumno ante conductas de exclusión, entre otras medidas.
Si bien es cierto que esta modalidad se da en el contexto escolar -donde debe afrontarse- es fundamental la colaboración de la familia para evitar estos hechos de violencia ya que muchas veces los niños reiteran conductas aprendidas en su hogar.

Desde Utelpa  aseguran que sería importante avanzar en un viejo pedido del gremio para dotar a todos los colegios de un gabinete de profesionales que pueda trabajar de manera sostenida en estas situaciones. Así se fortalecería la prevención, evitando intervenir con el conflicto ya declarado y con profesionales que tienen varias instituciones a su cargo.  Además, destacaron la necesidad de que el Estado trabaje de una manera más integral con los alumnos y sus familias, abordando los conflictos que se dan en algunos hogares y que repercuten en el aula. El gremio que nuclea a los docentes también destacó que se han realizado capacitaciones en conjunto con el INADI sobre discriminación, aunque admiten que son voluntarias quedando librada su asistencia a la voluntad de cada docente.  
La problemática se alimenta de diferentes factores sociales ,justamente por su complejidad es imprescindible un compromiso que involucre a todas las instituciones, partiendo de la familia.

Felicitas Bonavitta

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